miércoles, 18 de junio de 2014

MAGNICIDIOS de hace un siglo.


Normalmente tiraban de puñal, estoque y pistola, aunque desde que Alfred Nobel inventara la dinamita en 1867, los regicidas se aficionaron al ruido de las bombas. Fue una forma de acción política por la violencia, muy presente a finales del siglo XIX y principios del XX, adoptada por anarquistas y nacionalistas, mismamente.

Atentado contra el  archiduque Francisco Fernando, 28 junio 1914

El más famoso de estos magnicidios, fue el perpetrado en Sarajevo, por un tal Princip, contra la monarquía austro-húngara, el 28 de junio de 1914. Posiblemente no era consciente de la que estaba liando, el menda, nada menos que una guerra mundial. O sí, porque se intentó suicidar con cianuro, pero falló. Moriría en prisión en 1918 con la Gran Guerra coleando.


Atentado contra el zar Alejandro II, 1881

Las bombas no eran tan fiables como las pistolas pero hacían más ruido y con la explosión generaban caos, muerte y destrucción. Al zar Alejandro II lo asesinaron en San Petersburgo, al segundo bombazo en 1881. En el lugar del crimen, su hijo, el zar Alejandro III hizo construir la "Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada".

Sissi,  estoqueada en 1898.

Otro caso fue el de la emperatriz Sissi, asesinada con un estilete en Ginebra en 1898. Carne de celuloide, lo mismo que luego Diana de Gales, aunque en el caso de Lady Di fuera un accidente de tráfico, ¿qué no?


Al rey de Italia, Humberto I, le descerrajaron 5 disparos de revólver en 1900 y acabaron con su vida. Años antes había sobrevivido a un apuñalamiento y a un bombazo en días consecutivos.


Pero no solamente la sangre azul era objeto de atentados. También la plebeya, como por ejemplo, la del mismísimo Señor Presidente de los EEUU. En 1901, William McKinley era asesinado por dos disparos de revólver, en Buffalo.

Atentado contra Carlos I de Portugal, 1908

Hubo más que aquí no caben, pero cerramos el capítulo con el atentado que en 1908 le costó la vida al rey de Portugal, Carlos I, y a su hijo, el heredero Luis Felipe de Braganza, en Lisboa, y casi, casi, a la Monarquía que apenas duraría dos años más con Manuel II, antes de la proclamación de la República en 1910.
Atentado contra Jorge I de Grecia, 1913


Ah, casi se me olvidaba el asesinato de Jorge I, rey de Grecia, en 1913, de un disparo por la espalda. ¡Buf!



No hay comentarios:

Publicar un comentario